29.5.16

La ira

El otro día tuve un percance con el coche. Un tarado me pitaba compulsivamente porque no podía pasar por donde no cabía y pasó. Ññññññññññiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii fue el sonido que hacía la chapa de su coche contra la mía.
Llevo muchísimo tiempo cuidando mi innegociable paz interior y digamos que, quitando los placeres corporales a los que no renuncio ni de coña, casi casi rozo el ascetismo. Así que Achamán me estaba poniendo a prueba para sacar nota.
Suspendí.
Mis amigas que iban en el coche me contaban luego (descojonándose de mí como no) que parecía la loca de la colina. Ya saben que tengo el diploma cabronas.
Pero la ira no estaba en mis aspavientos ni mis gritos ni mis insultos. La ira estaba en el hijo de la grandísima puta que me decía que le respetase.
No piensen que allí llamé así al energúmeno, no. Llevo todo el finde aguantando chascarrillos de mis amigas porque sólo le llamé tonto del culo. Ya no soy la que era…
Les decía que si fuera hombre le hubiera dado un piñazo que es lo que me pedía el cuerpo y ellas me dicen que si fuera hombre no hubiera pasado lo que pasó. Que esa es otra.
Ahora me estoy preparando para aprobar mi próximo examen al límite de cómo controlar la ira. Lo visualizo. Me bajaré del coche, me acercaré mucho a la cara del susodicho y le diré susurrando –leo en tu irisssss que no te va a servir de nada pagar los quinientos eurosssss de la rozadura de tu coche porque en tres mesesssss como sigas así te vas a estampar contra un muro.
Mis amigas dicen ante mi interpretación del próximo supuesto que para añadir más dramatismo tengo que decir al final con voz de la niña del exorcista “fóllame puto”

¿Sacaré nota?

25.5.16

Punto de fuga


Dicen -quizás quizás quizás- que la vida tiene etapas que hay que cerrar. Lo que pasa es que los que venimos de fábrica sin armadura –no soy nada yo no tengo vanidad- no sabemos decir adiós –que con el alma no puedo- Silbamos boleros para acurrucar a nuestro magullado corazón y dejamos que la vida siga su camino.

8.5.16

Don árbol


La sensación que he sentido siempre cuando escapo al monte es indescriptible, creo que nos pasa a todos. Pero ahora ni les cuento. Alucino en colores. Más. Porque me he enterado que ahí abajo en las raíces escondidas hay todo un mundo intercomunicado que -para que nuestras únicas y maravillosas mentes puedan entenderlo- lo califican de similar a nuestro sistema neurológico. 
Las raíces aportan los nutrientes y las hojas hacen la fotosíntesis, pétalos, sépalos y corolas. Progresa adecuadamente.

Qué soberbios somos ¿no?

Me dice que les echa de menos!

3.5.16

Confraternización fase X

Les voy a enseñar cómo veo las cosas cuando me quito las gafas de visión terrícola:








Me reservo las imágenes de todos ustedes de cuerpo entero que me han dicho que os pone cachondos. No sé qué ven de erótico en un páncreas ó un hígado pero allá ustedes.