Llegué
el primer día a clase de yoga con mi chándal negro y en la primera postura boca
abajo se me escurrió la capucha tapándome la cabeza. Al levantarme de esta
guisa se me acerca la profesora y me dice bajito “la ropa para yoga tiene que ser
blanca, mi niña”.
Quemedehe
Total,
que en estos menesteres de bajar la guardia he descubierto que más que la
postura del árbol, una carcajada y un orgasmo es lo más mejor. Y da igual si
vas vestida o desnuda.