No sé si es algo pasajero (apuesto a que no) o es que ya me ha llegado el momento en el que la muerte no me da demasiado miedo. Me da miedo sufrir, eso sí, pero no el tránsito a lo que quiera que nos espere allá. Si ha de venir, aquí estoy.
A ver si me explico, hay un antes y un después.
Hay un antes donde todo eran planes con entusiasmo. Futuro con ganas. Fuerza.
Y hay un despúes donde solo hay presente desganado. Un día tras otro.
Me horroriza la vejez, me da auténtico pavor llegar a anciana. He visto demasiados declives alrededor, puede ser. La esperanza de vida se ha incrementado pero a qué precio.
Creo que esto que me está pasando sucede con una edad más avanzada (o eso me dice mi terapeuta) pero parece que a mí ya me ha pillado el toro.
No es agradable. Es un ver pasar la vida. Pse. Psa. Cuando me siento muy plana, me echo un chute de cafeína y parece que la cosa se espabila algo. No es depresión, no me encuentro deprimida. Es la frontera.
¿Te pasa o te ha pasado a ti algo parecido?