Quizás
este día sirve para que las hojas del calendario que pasan a una
velocidad de vértigo hagan un frenazo en seco y me pare a pensar que
qué bueno que no sepa la fecha en que voy a morir, o qué rico que
caiga en domingo para no quitarme el pijama, o qué regalo tan
especial me ha dado la vida contigo. Claro que todo ello ha sido con
la predicción de lluvia, pero con el cacho sol que acabo de ver al salir a la terraza que ha salido para
mí, creo que me voy a regalar el alquiler de un par de hamacas con
sombrilla, un mojito bien cargado y una mañana toda para mí tirada
en la playa.
No
sé si te reconocería en otro tiempo en otra vida en otro mundo. Con
otro empaque no se me ocurre más que el alma asome por el brillo de
los ojos. En ese caso estoy perdida. No te reconoceré. Quizás el
aura que te envuelve con el aura que me envuelve sí. Y entonces nos
miremos y nos quedemos un instante estremecidos y tú cruces confuso
el semáforo ya en ámbar y yo tome turbada el taxi que ya paró.