25.8.16

Confesiones

Confieso que mis apuntes eran así



20.8.16

Como lágrimas en la lluvia

Doña Zilmira vive de toda la vida en el número 8 del barrio de Alfama. El médico le restringió su adorado café a uno al día, así que el ratito de la sobremesa para ella es sagrado.
Avisa con tiempo suficiente de que ya puso el café al fuego a su vecina doña Antonia que como cada día espera el voceo desde su ventana. Con dificultad recorre los diez metros de calle adoquinada donde saluda como siempre a su vecino don Joaquím que toma la fresquita fuera de casa para no dormir la siesta porque luego por la noche no pega ojo.


"Antonia, ya te pusiste guapa otra vez para ir al baile" "Sí Joaqui,  allí te espero" "Ay Antonia, si tú quisieras y y yo pudiera".