28.10.12
27.10.12
La vara de medir
Se juntaron todas las nubes de todos los tiempos en un cielo gris plomizo,
qué digo plomizo. Antracita. Era un cielo gris antracita. Eolo sopló todo el
aire de sus pulmones y más y levantó vientos huracanados, qué digo huracanados.
Rabiosos. Era un viento rabioso. Levantó olas que el ojo no medía, qué digo no
medía. Inimaginables. Eran olas inimaginables. Y por fin, la vara de medir vidas
y destinos que había quedado encallada se movió. Qué digo se movió. La vara repartió
leña a embaucadores y chantajistas y restableció la equidad.
Si algún día ven la vara flotando, no la prendan, déjenla hacer su
trabajo a la deriva.
Tiene tendencia a encallar.
20.10.12
13.10.12
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