Cada ventana de cada edificio contiene una historia convertida en frías estadísticas. Como la del quinto C.
Tras el trajín de la mudanza de la última semana, por fin lograron hacer sitio a todos los enseres que trajo de vuelta consigo el primogénito de la casa que vio truncada su independencia de años atrás.
Su madre, haciendo previsión de intendencia para una boca más, acudió al Banco a negociar su calvario si fuera posible. Les contó la historia de su hijo y las nuevas necesidades a sumar en su hogar, quizás podría bajar el montante mensual de su hipoteca. Podemos prorrogársela hasta los 85 años si firma su hijo. Dígale que también disponemos de créditos para estudios. Y volvió la madre al Banco con una nota de su hijo.
"Entrañable Sr.Banquero: Antes me corto la mano"