Las neuronas han debido hacer un derrape y parada en seco en cuestión
de segundos pues estaban allá vagando por la zona de evasión, analizando nubes
fiunnnn, catalogando pájaros fiunnnn, fichando tonalidades fiunnnn y han
abierto en microsegundos la vía de acceso a la zona de emoción.
Zas. Nuestros ojos se hablan por un instante.
Profunda e insondable emoción del inesperado contacto humano, justito
un momento antes de que la guagua en la que vas sentado del revés y mi coche,
en el que me dejo llevar divertida, se
impulsan ante la nueva orden del semáforo en verde. Brrrrmm.
Ciao, mirada hermosa