2.1.22

Las horas felices


El más fuerte del clan la agarra por los pelos y la monta sin ningún preliminar. Huele fatal. No es el peor, éste por lo menos acaba rápido y sigue a sus cosas. Al que odia con todas sus fuerzas es al viejo brujo asqueroso que, frustrado por su impotencia, termina pateándola. Luego están los mansos que la trajinan rápido mirando de reojo al fornido para buscar su consentimiento en forma de indiferencia.

La misión de la hembra de melena roja es recoger bayas recién maduras del bosque cercano a la cueva. Cada día acude allí, anhelante y libre por fin, al lugar de la telaraña bañada por el rocío, donde su macho, el de gruñidos suaves, intensos y reverberantes, furtivamente la espera.