22.10.22

Lo del revoloteo de las mariposas

 

Sé que piensas que todo es un sinsentido y que para qué tanta lucha. Sé que oyes las noticias y te resulta hasta absurdo el temor de la gente. ¿Temor a qué? ¿A morirse? Te observo cuando eliges la ropa que te vas a poner para encarar un día más. Un día menos, sí, sé que lo piensas. Y te oigo suspirar. Ese aire que ahora estás exhalando viene de una niña huérfana de seis años que fue adoptada la semana pasada y el aire que exhala esa niña cuando ahora ríe a carcajadas vino de una mariposa que tuvo apenas una semana para volar antes de expirar, pero tú no lo sabes. Sí que sabes, pero no lo recuerdas, que hace doce años cerrabas los ojos con todas tus fuerzas y decías "que cuando abra los ojos haya pasado todo este horror, por dios". Tampoco sabes que dentro de una semana te vas a reír de ese portazo que diste ayer con tremendo enfado que desencajó la bisagra y te costó cien euros.

Te he visto volar. Y caer. Te he sentido soñar, amar con locura y que te correspondieran con la misma locura y te he hecho señales desesperadas para que entendieras que no es una competición el amor. Ahora mismo te oigo tararear la letra de la canción que bailasteis el día que os conocisteis aquella noche fresca de primavera. Qué cara se te quedó cuando descubriste por casualidad que esa canción en verdad se estrenó el siguiente otoño. Y sí, claro que te oí cuando pensaste qué más da la distorsión, mis recuerdos y mi vida son míos, no tuyos y hago con ellos lo que me da la gana.





16.10.22

Mandalas?

 

Cuando pintas o dibujas buscando un resultado concreto y correcto, la mente se concentra exclusivamente en ello. ES no pensar. No está nada mal. 

Cuando pintas sin expectativas, al tuntún, tu mente divaga de forma parecida a la meditación. Cavila, pero fluye sin sobrepensar. Tampoco está mal. Ahora estoy con esto último. Y me salen muuchas flores. A veces no pongo ni música. Extiendo toda la parafernalia en mi rinconcito y entre pétalos y salpicaduras mi mente se vuelve acuarela.


Aparece todo el mundo, pero de visita rápida; entráis, saludáis y salís. Mi Sisabé que nos dejó en Julio. No tuve ni fuerzas para publicar lo que le escribí. Ahora también me visita mi nueva jefa la pasota. Yo quiero ser pasota pero no me sale y esto es una grandísima mierda. Desfilan los amigos que sí, los amigos que no. La familia que sí, la familia que no. Tú que sí, tú que no.




Me gusta esa sensación de que puede ser perfectamente imperfecto y de que no sirve para nada. Bueno, le estoy dando uso, que es para papel de regalo.

Esta serie fue para el cumpleaños de una de mis amigas porculeras. Aaay qué cucoo, voy a hacer un recorte de cada papel y los cuelgo en mi cuarto con un marquito. Amiga, eso es presión. Haz una bolita así y Mandalas a tomar por culo.


Les dejo que tengo que ponerme con la serie SS.MM.RR.MM. Bueno, mejor dicho, ahora nos vemos allá por mis pensamientos.



Morir unos días

 

Cuando la emoción es inmensa, no me salen las palabras. Me meto para adentro yo conmigo mientras la vida osa seguir como si nada. El tiempo mismo, o un detonante abren compuertas y abrazo por fin la sanación. En ello estoy.

Sisabé era un alma pura. Sin doblez ninguna, aunque entendía perfectamente el doble sentido de la ironía y se reía mientras te daba un codazo o ponía cara de OH. Esa cara. También tenía su mala leche y te llamaba mamal si la enfadabas (nunca supimos de quién aprendió a decir subnormal y tampoco nos preocupó porque ella estaba muy por encima de todo eso). Chochonia, Dididito, Eme. Así, pero con signos de exclamación, nos llamaba. ¡Cucuate!. Mujé mujé, que eran las quedadas de solo chicas.

Desde que aparecieron los churumbeles en la familia, mantuve la costumbre de ir con ellos a la cabalgata de Reyes Magos. Al principio eran ciento y la madre. Fueron haciéndose mayores y el grupo cada vez más pequeño, claro. Los últimos años, dos adultos y ella, la eterna niña, nuestra niña eterna. Ay.

Al morir su padre tuvo una depresión fortísima. Solo podías pasearla en coche porque si la sacabas a dar un paseo caminando se tiraba en medio de la calle y de ahí no se movía. Aah, ojalá me hubiese tirado en la calle o en la oficina yo también. Que no me muevo, carajo. Un ser humano excepcional. Y de verdad, pero de verdad te digo que otro mundo sería tan maravillosamente distinto si todos fuéramos trisómicos 21.

Gracias Isa, por tu canción.



6.10.22

Nada más


Repartir besos y no recibir bofetadas


Nada menos