26.11.16

Pide un deseo

Para, para, que pasa una nube. Ahora. Pide tu deseo.

(Lo mejor de subir al monte es encontrarme en mi elemento. Entre las nubes)




Sesera nido
de golondrinas de paso
a veces
pichón que busca cobijo
cuervos que espanto asustada
¡zape!

Y casi siempre, bandada de estorninos

19.11.16

Conex

Lo que es impepinable es que de lo que uno se nutre con eso se cría


5.11.16

Tomando la sombra



Como todos saben, las hamacas de las piscinas tienen un resorte que, cuando las nubes pasan a primer plano, hacen que los adoradores del sol salten haciendo una cabriola y desaparezcan de escena. Mi hamaca estaba defectuosa y lo agradecí, porque así pude ser testigo del cruce de conversaciones entre los actores presentes.

Mis amigas: ¿¡Qué haces!? Vente para adentro que se fue el sol.
Las nubes: El sol no se va, siempre está ahí. ¿Acaso no les gustamos nosotras?
Palmera: No se ofusquen, nubecillas, los humanos no entienden de sombras.
Yo: ¿Qué tenemos que entender de la sombra?
Mis amigas: ¿Eeeeh? Sólo hay cervezas, no hay anís para un sol y sombra.
Las nubes: Que son parte de la luz.
Yo: Yo si lo sé. Y que las sombras nos permiten apreciar la luz cuando aparece.
Mis amigas: Chacha, no te entendemos nada, te estás perdiendo el aperitivo.
Yo: Tráiganme una clarita porfa que se está muy a gusto aquí.
La palmera: ¿Qué es una clarita?
Las nubes: Es eso que se toman bajo las sombrillas cuando sol asoma.
Mis amigas: Se está abriendo el cielo, ¡vamos para afuera!
El sol: Ay señor que poca fe.



1.11.16

Su selva


Pues yo creo que lo que hay allá arriba es trigo dorado.
No, lo que hay son amapolas, rojas y brillantes que nos observan con su único ojo negro azabache, me lo contó mi abuelo.
Buah,cosas de viejos, si no es trigo será maíz; sus granos fecundos caen mientras dormimos y originan todo esta naturaleza que nos rodea. Lo que pasa es que a veces se enfada por las cosas malas que hacemos.
Si no son amapolas son margaritas. Cada una nos representa y según actuamos bien o mal se va deshojando y decide nuestro destino el pétalo final.
Que margaritas ni que trigales, supersticiosas, son briznas de yerba casi infinitas que si fuéramos capaz de treparlas hasta el final veríamos su boca enorme escupidora.
¡Liria, Ruma, Carmatia! ¡Mañana castigadas sin salir! Venga para casa que en nada comienza la lluvia de esferahogas. ¡Cuántas veces les he dicho que no se aventuren en territorio del aspersortotem!