He descubierto el Plotaverse, un aplicativo que le da movimiento a las imágenes. Ahora sólo me queda trastear para poder publicar imágenes en movimiento sin que me tupan a publicidad por no pagar jeje
24.3.19
17.3.19
Un paseo por tu mente
Una bandada de estorninos viene a recibirme y los persigo embelesada hasta donde el cielo se torna naranja. En el horizonte, una nube gris impresionante va tomando forma cuando de repente todos los relámpagos del tiempo caen sobre un mismo punto. Los truenos tararean Conquest of paradise. Las gotas de lluvia chapotean en un charco de risas alejando el susto y yo me empapo de ricas carcajadas. Un rayo de luz extiende su brazo y me da un globo. Subo y subo y subo hasta que la ciudad no es más que un punto gris lleno de luces amarillas que se encienden y se apagan. Me balanceo entre la admiración y la tristeza lejos del mundanal ruido. La falda de mi vestido, enamorada, baila una bachata con el viento. De un impulso alcanzo a agarrarme a tus pestañas y una lágrima azul me arrastra hasta el mar de las palpitaciones. Se seca mi pelo con suspiros de tramontana. Dejo la ropa de los delirios, tomo resuello y parto desnuda de mí.
9.3.19
Sacador de fotos
Esa
mañana, como todas desde que sufrió el ictus, fue a caminar por la
playa. Se descalzó y dejó que las olas de la orilla le refrescaran
los pies como tanto le gustaba a María. Clic. Al sentarse en un
escalón para secarse, vio un corazón hecho con caracolas iguales a
las que María coleccionaba. Clic. Apenas llegó a la terraza del
bar, el camarero apareció con su cortado y la prensa. Hoy le había
dibujado con la espuma de la leche una carita sonriente como la del
pin que llevaba María en la mochila. Clic. “Capricornio. No
busques más, lo que ocurrió ya es pasado así que intenta avanzar.
Acuario. Una paz inusitada te hará entender muchas cosas”. Clic.
Pagó con calderilla, se levantó y fue hacia el paso de peatones. El
monigote del semáforo estaba en verde para él como el día que
cruzó María. Clic.Clic.Clic.Clic.
3.3.19
Crac
Iba
con la cabeza en la mano. Y esto es lo que pasa, decía susurrando su
boca, cuando las alas tiran hacia el cielo y el ancla te sostiene.
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