Se juntaron todas las nubes de todos los tiempos en un cielo gris plomizo,
qué digo plomizo. Antracita. Era un cielo gris antracita. Eolo sopló todo el
aire de sus pulmones y más y levantó vientos huracanados, qué digo huracanados.
Rabiosos. Era un viento rabioso. Levantó olas que el ojo no medía, qué digo no
medía. Inimaginables. Eran olas inimaginables. Y por fin, la vara de medir vidas
y destinos que había quedado encallada se movió. Qué digo se movió. La vara repartió
leña a embaucadores y chantajistas y restableció la equidad.
Si algún día ven la vara flotando, no la prendan, déjenla hacer su
trabajo a la deriva.
Tiene tendencia a encallar.
Pobre vara, que manía de encallar que tiene... así esta la pobre.
ResponderEliminarGenial escrito, me ha encantado.
Besos lopillas
:D
Que no se encalle y que haga su trabajo a conciencia.
ResponderEliminarBesos.
Un doble sentido muy bien expuesto..
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
¿Cómo es posible que saques tanto de un palo y agua? Siempre me sorprendes!! Si la creatividad tiene nombre seguro tiene tu nombre.
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