27.10.12

La vara de medir



Se juntaron todas las nubes de todos los tiempos en un cielo gris plomizo, qué digo plomizo. Antracita. Era un cielo gris antracita. Eolo sopló todo el aire de sus pulmones y más y levantó vientos huracanados, qué digo huracanados. Rabiosos. Era un viento rabioso. Levantó olas que el ojo no medía, qué digo no medía. Inimaginables. Eran olas inimaginables. Y por fin, la vara de medir vidas y destinos que había quedado encallada se movió. Qué digo se movió. La vara repartió leña a embaucadores y chantajistas y restableció la equidad.
Si algún día ven la vara flotando, no la prendan, déjenla hacer su trabajo a la deriva.
Tiene tendencia a encallar.

4 comentarios:

  1. Pobre vara, que manía de encallar que tiene... así esta la pobre.
    Genial escrito, me ha encantado.
    Besos lopillas
    :D

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  2. Que no se encalle y que haga su trabajo a conciencia.

    Besos.

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  3. Un doble sentido muy bien expuesto..
    Un abrazo, amiga

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  4. ¿Cómo es posible que saques tanto de un palo y agua? Siempre me sorprendes!! Si la creatividad tiene nombre seguro tiene tu nombre.

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