23.4.16

yin yang

Llegué el primer día a clase de yoga con mi chándal negro y en la primera postura boca abajo se me escurrió la capucha tapándome la cabeza. Al levantarme de esta guisa se me acerca la profesora y me dice bajito “la ropa para yoga tiene que ser blanca, mi niña”.
Quemedehe
Total, que en estos menesteres de bajar la guardia he descubierto que más que la postura del árbol, una carcajada y un orgasmo es lo más mejor. Y da igual si vas vestida o desnuda.


9.4.16

Memoria caché

Cuando me despido de alguien que aprecio me gusta mirar hacia atrás y ver cómo se marcha sin que se percate. Mi memoria hace clic y guarda ese instante en mi retina. Tengo muchos.
Ahora me estoy proponiendo hacerlo a la inversa también. Hacer clic de manera consciente cuando me reencuentre con alguien. Ya tengo la primera: mi hija con su larga melena y su mochilón al hombro entrando por el portal de casa ensimismada con la prótesis el móvil. Me apuesto una ronda a que ese cacharro va a ser el protagonista de muchos de mis nuevos recuerdos.




2.4.16

Vuelando

Me he enterado que en la luna no se puede silbar así que he suspendido el viaje. Qué disgusto. A cambio he contratado un crucero por el big bang en temporada baja que es cuando Dios estornuda más, ¡dos por uno!