Hay un bullicio que alegra.
Allá brindan por alguien.
Por
allí cortan una tarta enorme que reparten con todos. Y está rica.
Nacho, nuestro camarero
favorito, me manda un beso volado mientras acarrea la basura al contenedor
cercano.
Un flash dispara justo al
lado. Ya me cogieron otra vez con la copa en la mano.
Neme! No me estás
escuchando
No. Es que no llevo las
gafas puestas.
Qué bien sienta divagar...
ResponderEliminarBello y creativo como siempre, amiga
Un beso enorme para ti.
Si te crees que me he olvidado de tu comentario sobre los fanáticos del fútbol lo llevas claro....
ResponderEliminarGrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
Besos.
jajajjajaj aaah! en mi blog estoy en pírdula jajjaj
ResponderEliminarA lo tuyo
ResponderEliminarBien
A lo tuyo
ResponderEliminarBien
Las gafas para el que ve menos que un gato de yeso, son más precisas y necesarias que zamparse una buena tarta.
ResponderEliminarBesos.