Recorrió
dos países pasando calamidades. Llevaba algo de dinero extra para comprar comida
básica, pan, leche, alguna fruta. Muchas veces comía de la caridad. Siempre había
alguien dispuesto a ayudar.
La peor
parte fue en la frontera. El día a día se hacía duro esperando poder saltar la maldita
valla. Se juntaban jóvenes de todos los países y compartían lo poco que tenían.
Hablaban de sus lugares de origen, de sus familias, de sus novios y novias que
dejaron para partir. Entre ellos se daban ánimos pues la tentación de desandar
lo caminado era grande.
Sin
embargo él lo tenía clarísimo. Llevaba el dinero justo para la matrícula.
Canarias no le ofrecía posibilidades. Quería hacer un máster en Londres e iba a
por todas.
Canarias, Cataluña, Mali, Marruecos, Senegal, Andalucía, Burkina Fasso, Galicia, Kenia....
ResponderEliminarBesos.
fronteras del ser humano
ResponderEliminarque absurdo
No sé porqué siempre hay una línea divisoria...
ResponderEliminarBesos y más besos guapa...,
Pues a por todas¡¡¡
ResponderEliminarUn beso, Lopillas.
Me alegra volver a leerte.
Cada país tienen sus crisis y sus habitantes huyen para saltar sus propias vallas... Unas tienen más peligro que otras, pero ambas son vallas que ponen límites a nuestros sueños. ¡Saltémoslas!
ResponderEliminarMalditas vallas tanto físicas como mentales!
ResponderEliminarEspero que lo consiguiera...
ResponderEliminarbesos¡