11.12.21

Carta abierta de una vaga

Mi muy querida, me dices que escriba que estoy hecha una vaga.

Escribo, pero no siento el impulso de publicar. Yo creo que estoy mudando la piel, a ver si ésta viene sin arrugas, yo por si acaso estoy ahora en la secta del yoga facial, ¿lo conoces? No sé si funciona pero los que están a tu alrededor se echan unas risas*. También creo que tiene algo que ver que siento que el mundo se ha convertido en una cotorra, que la empatía usa FFP4, que la bondad se ha retirado a un convento y hasta la admiración se ha puesto colorada. Sé que no lo es porque atesoro aquí en el corazón un puñadito de bellas y bellos, porque si no, lo llamaría minimisantropía. Lo voy a llamar oquedad.

Sé que me entiendes, anacoreta mía. Gracias por estar siempre, sabes que te quiero montones (send me lista de libros :)


*Si inflas así los cachetes te disipa los surcos nasogenianos o cara de bulldog (qué bonito) Ojo que tienes que bloquear con los dedos la zona nasolabial porque si no te hace código de barras (qué bonito), no creas que esto no tiene su siensia. Noto que este ejercicio es efectivo y me debe sentar bien porque voy por la calle así y todo el mundo me mira



6 comentarios:

  1. A mí me gustan las dos.
    La vaga... y tú.

    Besos.

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  2. Lo que no se puede arrugar es el alma... y eso de "surcos nasogenianos" pues que... cómo te diría... cuando llegues a mi edad, te importarán lo que se merecen... ¡Ni un pimiento!

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  3. un beso y que pases un feliz domingo.

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