Empezó siendo una bolita compacta que olía muy bien. Hará algo más de
tres años.
Yo, como siempre muy bien mandada, pedí permiso para llevármela, no
fuera que me llamaran la atención a la salida de la casa y me pusieran cara a
la pared para cachearme. Ladrona. Alto ahí. No era plan estando de vacaciones,
-ah las vacaciones, aquellos tiempos en los que darse una escapada no era un
sueño inalcanzable-. Al fin y al cabo era una semilla de un árbol privado. De
un árbol de Dalí. Fue el recuerdo de Portlligat que me llevé. Lo tengo junto a
las piedras del Sella y la espuma de mi Teide.
Con el tiempo se abrió como si fuera un puzzle que descifrar y alguna
vez, cuando le echo un vistazo resulta que se ha abierto aún más. Ahora parece
una nave extraterrestre que ha abierto sus puertas de evacuación.
La miro con curiosidad y recelo. Igual le salen rejos y sale corriendo
un día de estos.
Bravo!! Me encanta el micro..Eres única amiga preciosa
ResponderEliminarAbrazos y besos
Soy yo o dentro hay un bicho que mira con mala leche?
ResponderEliminarBesos.
A mí me han traído los reyes uno igualito. Lo venden en los chinos y se puede comer sin fecha de caducidad. Prueba a ver.
ResponderEliminarUn abrazo.
Uh, que pinta tan rara tiene la semilla esa, espero que de verdad no le salgan rejos daría mucho, mucho miedo.
ResponderEliminar:D
Ojalá germine el surrealismo.
ResponderEliminar¿qué son rejos?
ResponderEliminarla semilla está viva, esperando su tierra abonada para germinar :)
un abrazo
rejos serían tentáculos, grelos :)
ResponderEliminarBesitos a todos y gracias por sus visitas!
Gracias lopi :)
ResponderEliminarbeso
Vaya¡, y no te pillaron.
ResponderEliminarSuerte de tener algo así en tu casa.
Un abrazo.