Mareas
de bolsas de regalos calle arriba y abajo al son de la vieja molienda. Las
mesas llenas de aperitivos y charlas al sol de diciembre. La señora con su
abrigo peludo que cierra en su pelo repeinado dice no con la cabeza. La joven
con sus perros falderos vestidos de invierno te hace una mueca penosa. La
pareja con bufandas del Gijón ni te mira. Y tú implorando con tu mano una
limosna de atención mesa a mesa.
Tú,
qué pensarás tú.
Pues pensará que somos unos grandes hijos de puta.
ResponderEliminarQue es lo que somos.
Y no tengo ganas de rebajas, eso es lo que pienso, besos.
ResponderEliminar¿Por donde se coge para ir a la tienda de abrazos?
ResponderEliminarSinceramente, depende del momento
ResponderEliminarQué le den a las fiestas¡ se acaban...
ResponderEliminarBss