El día que te levantes de la cama con
ochenta años no te entristezcas. Ponte la mantilla de paciencia sobre los
hombros y prepárate un buen café con la parsimonia de la osamenta que ya hizo
camino al andar. Acomoda tu cansancio en la mecedora de tus penas y pon tus
ojos en un punto fijo de añoranza. Y si es menester, llora.
Pero el día que te levantes con quince
años, caramba, ese día celebra la vida y salta en la cama hasta que los muelles canten contigo
aleluya.
Buen consejo.
ResponderEliminarBesos.
El día que no te levantes empieza a rezar...
ResponderEliminarLogico
ResponderEliminarHoy me levanté con cuarenta años: solo celebro la mitad del día, la otra mitad lo paso sentada en el ordenador jaja
ResponderEliminarMe gustó mucho tu reflexión.
un saludo :)
Bonito
ResponderEliminar:D
Habría que celebrar cada día que nos levantamos, pero somos unos desagradecidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con 15 no.
ResponderEliminarMe levantaré con dieciocho, ahora que no hay " mili " , pero con cuidado, no vaya a hacer que me lo crea, de un salto y me rompa una pierna..
Gracias por hacérmelo creer.
manolo
.
Lo más divertido en cuando te tiene que levantar más tieso que la mojama.
ResponderEliminarBesos.
Me ha encantado pasar por aquí. ¡Ya lo creo que me sirve! Un saludo.
ResponderEliminarel placentero disfrute de lo que hay... sea lo que fuere... tan simple que quizás así sea la felicidad!
ResponderEliminarcariños,