Se
levantó como cada mañana laboral al primer aviso del despertador.
Tomó la bata y las pantuflas a juego que le habían dejado los Reyes
y se los puso. Se dirigió a la cocina y preparó su 10.950ava
cafetera mañanera. Se sentó ante el ordenador mientras saboreaba su
café. Doce, quince, dieciocho, veinticinco, treinta y uno, cuarenta
y tres. Se tomó el último sorbo mientras miraba a un punto
infinito. Se ajustó el cinturón de la bata y cogió las llaves del
coche. Condujo por la derecha sin adelantamientos ninguno. Aparcó.
Subió a su oficina y se dirigió a su mesa. Buenos días. Vengo a
por la foto de mis nietos. Se dio media vuelta y se fue silbando.
Recuperó el tesoro.
ResponderEliminar:)
Él sabe qué es lo importante
ResponderEliminarUn beso.
Además de saber lo que era fundamental, otros con mucho menos se ganan el jornal
ResponderEliminarBesos lopillas.
A veces hay que tomar decisiones ineludibles.
ResponderEliminarBesos.
Lo que importa, importa.
ResponderEliminaresta claro
nada como una buena bata !!!!
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