7.4.09

mil uno, mil dos, mil tres

Salió como siempre que iba con prisas, sin abrigo y decidida a sortear los coches como cogiendo olas al entrar al mar, pero al llegar al semáforo en rojo sintió frío y giró en redondo a por una rebeca.
Desanduvo y volvió a andar los pasos hasta el semáforo ahora en verde y se encontró confusa con un gran tumulto, caras espantadas.
Había alguien en el suelo que no se movía. No quiso mirar. Nunca fue morbosa y al tiempo que desvió la mirada reconoció algo familiar en la figura yacente que la paralizó. Eran sus botas.
Miró de reojo sin atreverse casi y su mirada quedó anclada a sus pantalones, a su camiseta, a su pelo. Soy yo.
Soy yo sin rebeca
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1 comentario:

  1. vaya carrerilla que has cogido!!
    ;)

    y los sueños, sueños son...

    ¡qué bueno llevarse un vaso de agua fresca a los labios cuando uno tiene sed!!!...

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