En
la pantalla parpadea el G425. Su turno. Ella se acerca a la mesa y él
la recibe con una sonrisa amplia, franca. Buenos días tenga usted
señorita, tome asiento y póngase cómoda, por favor. El
disfuncionario de objetos perdidos le pregunta mirándole a los ojos
en qué puede ayudarla. La muchacha le comenta que viene por dos
asuntos: El primero es que tiene un objeto que ha encontrado que no
es suyo y el segundo asunto es que hay otro objeto, valioso para
ella, que ha perdido.
Braulio,
el disfuncionario, le ofrece un formulario y le pide que rellene sus
datos de contacto y también la descripción de los dos objetos.
Aquí, aquí y aquí, por favor, le señala con un aspa en lápiz en
cada recuadro a rellenar. La muchacha le dice que tiene fotografías
de los objetos por si fuera necesario aportarlos. Estupendo, entonces no hay
complicación ninguna, dice Braulio mientras hace una bola con el
formulario vacío y la encesta dos papeleras más allá. Cuénteme,
cuénteme, señorita. Y ella le cuenta.
Perfecto, dice Braulio, sólo necesito que me facilite su contacto y en cuanto esté resuelto la
avisaré. El disfuncionario le extiende un recibo en el que estampa un
sello en tinta verde esperanza con una rama de hojas de olivo y se lo ofrece
con la misma sonrisa con la que la recibió al llegar. Aquí tiene,
señorita, todo correcto, no se preocupe
más que ya me encargo yo de todo. Ahora tome esa segunda puerta a la
izquierda, donde pone "salida" en color rojo; hágale caso
y disfrute de la brisa y la caricia del sol que encontrará una vez
pasado el cartel. Adiós señor, muchas gracias. Con Dios, señorita.
La
muchacha, ya en la calle, lee el recibo que pone:
He
recibido dos suspiros perdidos a día de hoy:
Capturado
desde el alma de un pintor, un instante costumbrista fechado en 2004
y custodiado en grata morada hasta el día de la fecha por su
portadora. Se busca a su creador para su entrega.
A
la par se inicia la búsqueda de un candil con sueños en pan de oro
que vaga en manos extraviadas. Se ruega encarecidamente su
devolución.
El
origen de ambas pinturas es la Escuela de Arte Fernando Estévez,
cuna y lanzadera de soñadores.
Hágase
saber al que esto lea y a los duendes del azar
A
diez de marzo de dos mil veintitrés. Oficina de objetos perdidos.
Braulio
Pintura costumbrista a lápiz seco y técnica mixta. Rúbrica "IVÁN DÍAZ´04"
(Lo tengo en mi casa)
Acrílico en madera con pan de oro. Sin rúbrica(no me quedé con foto del acabado en pan de oro pues entregué este trabajo en la Escuela justo al terminarlo; no sé quién se lo quedó)
-Thank you very much for your attention-